EAR-9: Carlos Sanchez Peguero
comunica diariamente con los Estados Unidos hasta con antena interior.
Isidoro Ruiz-Ramos – EA4DO
Archivo Histórico EA4DO
Cuando a finales de mayo o primeros de junio de 1924, el Dr. Azpeitia se dirigió una noche a los sinhilistas madrileños a través de la estación del aficionado e ingeniero Antonia Ochoa, para hablarles de una nueva enfermedad aparecida en la población, la radiomanía, hizo mención a las ondas Hertzianas llamadas extra-cortas comentando que no eran más que del dominio de los investigadores de laboratorio. Unos investigadores que con sus experiencias de transmisión radiotelegráfica comenzaron a “pitar” en ellas consiguiendo salvar mayores distancias en la continua búsqueda de un nuevo récord.
Entre los diez primeros radiopitas españoles adjudicatarios de distintivos para sus “estaciones de 5ª categoría”, según denominó la Real orden de 14 de Junio de 1924 sobre régimen de estaciones radioeléctricas particulares a las de aficionados, hubo cinco de ellos que se decantaron por su investigación en el entonces amplísimo espectro de las ondas extra-cortas, que abarcaba de 0 a 200 metros: Miguel Moya Gastón de Iriarte, EAR-1; Fernando Castaño Escalante, EAR-2; Jenaro Ruiz de Arcaute, EAR-6; Carlos Sánchez Peguero, EAR-9; y quien fue otro de los grandes personajes de los primeros años de Radioafición en España: Francisco Roldán Guerrero, EAR-10.
Mas centrándonos en Carlos Sánchez Peguero, Secretario de la Universidad de Zaragoza, el operador de la estación EAR-9 fue entrevistado el 15 de enero de 1926 por el periodista José Belmonte Viguera para la revista Radio Ciencia Popular, y dada la curiosidad del testimonio documental, considero interesante reproducirlo dado que nuestra Radioafición de hoy difiere grandemente a la de entonces. Precisamente por ello, y con la finalidad de encuadrar las palabras de Sánchez Peguero en aquél momento de nuestra aún desconocida Historia amateur, creo conveniente hacer antes los siguientes comentarios:
Empezando con la situación de la afición aragonesa, cabe ratificar lo referido por S. Oria en su artículo El radiopita en el que escribió… hay una ciudad, Zaragoza, que tiene convertida la atmósfera en una nueva torre de Babel.
Efectivamente así fue porque una vez constituido el Radio Club de Aragón en la capital del Ebro, en la primavera de 1924 quedó fundado el Radio Club de Tarazona. Mas sin duda alguna, la agrupación que desarrolló mayor actividad fue el Centro Instructivo Radio Aragón que tuvo su sede en la calle Coso 69, 3º izqdª, de Zaragoza. Dado el gran interés de numerosos aficionados, el 7 de octubre de 1924 el Alcalde de tan importante municipio procedió a la inauguración de la Exposición de Radiotelefonía y Electricidad aplicada a la radiocomunicación, convirtiéndose ésta en el primer certamen de tal naturaleza celebrado en España. La Comisión Organizadora estuvo integrada por el catedrático de la Universidad, Luis del Valle; el ingeniero, Luis Hernández Gasqué, hermano de José, EAR-3; y el secretario de la Universidad, Carlos Sánchez Peguero. Valiéndose el Alcalde durante la inauguración de la pequeña emisora instalada en la exposición, dirigió unas palabras a los radioescuchas y a partir de entonces la radioafición aragonesa creció grandemente.
En cuanto al propio Sánchez Peguero, y según lo que nos dejó escrito personalmente en la Revista EAR, sus primeras experiencias en Radio las realizó en 1913 escuchando las señales emitidas desde la Torre Eifel y después estableció la comunicación con una finca distante un kilómetro mediante una bobina de Rumkorf que producía una chispa de 15 mm. En 1922, cuando vivía en el número 11 del Paseo de Pamplona, ensayó receptores de lámparas triodos llegando a hacer durante 1924 pruebas de emisión en telefonía, también con lámparas, consiguiendo un corto alcance en las longitudes de ondas comprendidas entre 300 y 400 metros. El primer ensayo a larga distancia lo consiguió con su querido amigo Jenaro Ruiz de Arcaute, EAR-6, el 15 de enero de 1925 cuando comenzó a utilizar provisionalmente el indicativo E1ZA, significando con ello que perteneciendo a España era la estación número 1 de Zaragoza.
Centrándonos seguidamente en los éxitos logrados hasta entonces por los radiopitas en las ondas extra-cortas, hay que señalar que tras haber conseguido cruzar el Atlántico por vez primera en la Historia, el 28 de noviembre de 1923, las estaciones de Léon Deloy, f8AB, en Niza (Francia), y de Fred H. Schnell, 1MO, de Detroit (EEUU), durante la Navidad de 1924 lo alcanzaron en España Fernando Castaño Escalante, EAR-2, y también Jenaro Ruiz de Arcaute, EAR-6, quien el mes siguiente establecería su primer contacto radiotelegráfico con Carlos Sánchez Peguero operando como E1ZA.
Si hasta entonces las comunicaciones transatlánticas las habían realizado los aficionados en las longitudes de onda próximas a los 90 metros, en la fecha que fue entrevistado el operador de la EAR-9, enero de 1926, habían sido reducidas considerablemente comprobando con ello un mayor alcance en sus comunicaciones. Tanto es así que el 16 de diciembre de 1925 Ramón de Lili Galdames, EAR-21, y días después Miguel Moya, EAR-1, contactaron con estaciones de nuestros antípodas en Nueva Zelanda en 34 metros.
Y como con los conocimientos anteriores podremos comprender totalmente las respuestas que dio Sánchez Peguero a las múltiples interrogantes que le expuso José Belmonte Viguera, para escribir el artículo publicado en la revista madrileña Radio Ciencia Popular de 27 de marzo de 1926, trasladémonos en el túnel del tiempo a aquel año y comencemos su lectura.
Sobradamente conocidos de los buenos aficionados son los formidables “records” que con su estación EAR-9, y en onda de 90 metros, tiene establecidos el joven e inteligente aficionado zaragozano D. Carlos Sánchez Peguero, verdadero “as” de los 10 vatios (también verdaderos).
“Records” que aunque ya batidos por otros aficionados, tienen el mérito extraordinario de haberse realizado con una potencia verdaderamente irrisoria (en muchos casos 6 y 8 vatios), dada la modestia del Sr. Sánchez Peguero, y deseoso de que los lectores de RADIO CIENCIA estén al corriente de cuanto en España se hace sobre transmisión, decidí, aprovechando abusivamente de da confianza que me dispensa, visitarle, con objeto de conocer la estación de “juguete” e inquirir detalles, siempre interesantes.
– ¿El Sr. Sánchez Peguero?
– ¿…?
– ¿Tiene la bondad…?
Me anuncio, y el Sr. Sánchez Peguero, al que he interrumpido en la espira 19.435 de un pequeño transformador que devana, me recibe afectuoso.
Cambiamos las frases de rigor, mientras por el pasillo me conduce a una pequeña habitación, en donde se pierde uno entre aparatos, libros, revistas, etc., etc.
– ¿…?
– Esta es, en efecto – y mientras esto dice me señala un tablero no mayor de 50 centímetros, y en el que se encuentra la self, condensadores, reóstato, etc., etc.
– ¿…? – Hasta ahora, sólo telegrafía; puede que por vía de ensayo también la haga.
(Yo, la verdad, no salgo de mi asombro al contemplar la pequeñez y simplicidad de la emisora, de la misma emisora que tan gallardamente representa allende el Océano nuestra bandera.)
– ¿…?
– Precisamente hoy hace un año de mi primer QSO con el Sr. Arcaute (EAR-6); así es que esta tarde los radio festejaremos un poco por el éter.
– ¿…?
– Todos son buenos; éste es el Hartley, unas veces inductivo, otras directo, hoy con la corriente alternativa, mañana rectificándola; cada día de un modo distinto.
(Mirando y curioseando se tropieza mi vista con un montón de “cards” que llaman poderosamente mi atención.)
– ¿…?
– Son mis últimos “record’s”; casi todos recientes.
– ¿…?
– Todos, no; aquí tiene usted estos dos, 2AX y 4LJ, del Canadá, y éste que me mandan hoy de El Cairo (EGEH), (Una por una voy viendo las para mí enigmáticas tarjetas: 1AIR, 1CMP, 1AIU, 1BHM, 1CMF, 1AAO, 1KMX 1CAL, 1CH, 2AGQ, 2CXL, 2AG, 2NZ, 2AMJ, 3BWT, 4DM; casi siempre acusando QSA de R-4 a R-7.)
(Por entonces aún resultaba frecuente no identificar las estaciones por los prefijos de nacionalidad, ni en sus tarjetas QSLs)
– ¿…?
– Usaba 90 metros; pero hace poco la he bajado a 45; el alcance es mayor y con ella me han oído en el Brasil. Esas tarjetas que tiene usted en la mano son de aficionados de los Estados Unidos, con los que comunico regularmente.
– ¿…?
– Bastante bien; sobre todo con 1BHM, muy bien. Casi todas, las noches, a primera hora, charlamos un rato.
– ¿…?
– No sé; de ordinario, de ocho a nueve, pues mis ocupaciones del siguiente día así lo requieren.
– ¿…?
– Algunas realizadas con 6 vatios, y notables también, las comunicaciones con 1BHM, empleando esos alambres que vio usted en el pasillo.
– ¿…?
– Los primeras días, sí; pero ahora aprieto el manipulador y en seguida me contestan, con la regularidad de una emisora transoceánica comercial.
– ¿…?
– Me parece muy bien. Pues adelante y veremos cuándo recibo sus CQ. Y si alguna duda se le ofrece…
Nos despedimos. El Sr. Sánchez Peguero me acompaña hasta la puerta, mientras yo le testimonio el agradecimiento de los lectores de RADIO CIENCIA y el mío propio. Ya en el descanso de la escalera le recuerdo el número 19.435 de la espira del transformador, lo que agradece con una sonrisa burlona.
Por ser sobradamente conocido el circuito no lo publicamos; sólo añadiremos que a más de las anteriores comunicaciones, el Sr. Sánchez Peguero ha sido oído por más de 50 aficionados americanos, siempre con una potencia nunca superior a 10 vatios, como han tenido ocasión de comprobar los inspectores de Telégrafos y numerosos técnicos y aficionados que han desfilado por la EAR-9.
JOSÉ BELMONTE VIGUERA. Zaragoza, enero 1926.
Tras las anteriores palabras del operador de la estación cabe comentar especialmente que en abril de 1927 Carlos Sánchez Peguero se trasladó con su familia al número 9 del Paseo de Zurita, y en aquella nueva ubicación comprobó que lamentablemente había perdió las condiciones que le habían llevado hasta entonces a ser el verdadero «as» de los 10 vatios.